Pensamiento & Abismo

Pensamiento & Abismo

El pensamiento aparece cuando el abismo sube como vómito de adentro. El pensar empieza con un cierto grado de vergüenza. Es no haberse dejado arrastrar por las fuerzas colectivas sino haberlas enfrentado. Resistir en vida en favor de fuerzas aún no ejecutadas. Pensar es no dejarse sobornar por el mundo de los hombres para no pudrirse antes de tiempo.. Por todas partes estamos entrando en procesos de putrefacción más o menos evidentes, y el pensamiento se levanta como un aire que refresca, un aire suave, una suerte de experiencia contra todas las fuerzas del tiempo, verdadera experimentación de la eternidad, salir al encuentro de fuerzas inhumanas. Salir del mundo para perderse en un laberinto, para perderse en el infinito. No importa el nombre que se le ponga a eso que en verdad no tiene nombre. Cuando se avanza un poco más de lo conocido, de lo que ya ha sido pensado, cuando se sale de la historia de la filosofía, cuando se pone el pie fuera de lo visto y reconocido, y se sale al encuentro de terra nova, donde no hay nada reconocible ni seguro, donde nada nos dice lo que es,  en ese momento pensar se vuelve un acto peligroso. Por todas partes se ven cosas que nadie ve, se camina por una cuerda bajo un abismo o se avanza a la persecución de un ser indescifrable o se pacta con un ser que puede convertirnos en otra cosa o se cometen actos cuyos efectos terminarán estrangulando la frágil conciencia. Salir del recinto, del diminuto recinto oscuro que es el mundo, porque allí todo huele a conocido y cada palabra nos da vergüenza. La vida por todas partes acecha, el hambre, la sed, el delirio, la ansiedad, la impotencia, el vértigo, la desesperación, el amontonamiento de dificultades, estar pendiente de accidentes triviales, estar sometido a pequeños verdugos de la vida cotidiana, entrar en relaciones institucionales, quejarse de sí mismo, estar poblado de pequeñas enfermedades incurables, unas que siguen a las otras, complacerse con la condición de víctima, hablar sin parar y para disculparse siempre, encerrados en penurias que no nos dejan pudrirnos con estilo propio, envenenados hasta el fondo del alma, asfixiados en esas culpas, castigados con pequeños castigos, estar a merced de familiares enfermos, querer salir del pozo oscuro y sentir que es imposible, vivir la alternancia de esperanzas eufóricas y de agotadores fracasos y desilusiones, estar demasiado aturdido, demasiado aturdido por lo conocido, por pensamientos parásitos que uno ya conoce demasiado bien, sentir una asfixia de la vida, pasar de una tentación a otra, de una pequeña a otra más pequeña pero aturdido por esas tentaciones…o morir aplastado por la multitud, peor aún por las ideas morales y educativas de la multitud—uno muere aplastado por esas cosas cuya inmaterialidad es más decisiva y pesada que cualquier peso real. La vida termina aplastada…si no se avanza. Hay que seguir y seguir y seguir sin que nos asalte el temor, sin resignarse a la imbecilidad.
Pensar es afrontar una línea en la que necesariamente se juegan la vida y la muerte, la razón y la locura. Esa línea en la que uno se halla implicado desde siempre, y que una vez que se la vislumbra, apenas ya no hay retorno. Es ejercer una violencia contra todo, pero esa violencia se ejerce sobre sí mismo. Donde la vida violenta es donde se aprende de sí mismo. Todas las escuelas, todas las univerisdades, son puro fraude, estafa y prisiones de alta seguiridad para acobardar.
Cuando la vida nos violenta nos disponemos a entrever lo que sería imposible de ver de otro modo. No es cualquier violencia. Es una violencia específica que provoca presentimientos, impresiones, sensaciones de una realidad oculta, encubierta que debe descifrarse, violenta como para ser comprendida con facilidad. que debe entreverse, es decir de la cual se sospecha— de la que no se tiene la certeza nunca.
De negro, averiguo por donde hacer manchas. Nada fácil. Hay que salir a buscar en los rincones hechos de polvo y viento. ¿Qué valor tendría repetir lo que otros han modelado con su carne?  Desarmarse el cerebro al fin……..y…

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