Sensaciones, etcétera…
Sólo una vivencia profunda del dolor puede llevarnos a una vivencia profunda del placer. El desacierto consiste en creer que la proporción de placer vivido no se corresponde a la proporción de dolor vivido. La torpeza de homogeneizar, controlar, condic…ionar, limpiar las sensaciones intensas de dolor ha hecho que los placeres pierdan también intensidad. Se lavan los cuerpos de sus olores originales, se controlan los sabores con ingredientes artificiales, se perfeccionan las técnicas medicas para soportar el dolor, se aplanan las imágenes en miles de imágenes que aturden la vista, se televisa la muerte quitándole toda potencia…se desprovee a los sentidos de su potencia cuando todo entra en un proceso de higiene. Esa plenitud de sensaciones visuales, olfativas, auditivas, gustativas y táctiles se menoscaba ante la magnitud, ante la cantidad, ante la multitud. La tecnología al servicio de la depuración. Se logra el mejor sabor de la uva con métodos sofisticados, se mezclan alimentos para colorear como nunca los platos, se escuchan en cantidades abusivas músicas por todos lados con cualquier clase de dispositivo, se tocan las pantallas, se consiguen las imágenes más sensuales para acompañar cualquier objeto, etcétera…Pero a medida que avanza el carnaval tecnológico en función de menor dolor y mayor placer, se terminan aboliendo los sentidos, las sensaciones.
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