Despeñados en el ateísmo
Si hubo, en la historia de la humanidad, una época espesa en soberbia intelectual, escepticismo y porfía, es ésta. La legión de pensadores que abrazan el absurdo, el azar, la incertidumbre, la suspicacia y la petulancia tienen en el público una descomunal acogida. Lo mismo en la literatura y en el arte desde los comienzos del siglo XIX. Ni que hablar de los pensadores económico-políticos que sólo miran la tierra y las luchas intestinas entre los hombres. El capitalismo atrae…