Pensador crucial

Pensador crucial

                                                                                     Michelangelo Antonioni

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«No reaccionamos como reaccionábamos antaño ni al sonido de una campana, ni a un disparo, ni a un homicidio, por poner algunos ejemplos. Incluso algunos
ambientes que, tiempo ha, podrían parecer distendidos, convenciones, lugares
comunes de un determinado tipo de relación con la realidad, ahora podemos
mirarlos de forma trágica. El sol, por ejemplo. Lo miramos de forma distinta que
en el pasado. Sabemos demasiado sobre él. Sabemos qué es el sol, qué ocurre en
el sol, las ideas científicas que tenemos han terminado por modificar nuestra
relación con él. Yo, por ejemplo, a veces tengo la sensación de que el sol nos
odia, y el hecho de atribuir un sentimiento a una cosa que es siempre igual a sí
misma significa que ya no es posible un determinado tipo de relación
tradicional, que para mí ya no es posible. Y digo el sol como podría decir la
luna o las estrellas, o el universo entero. Hace unos meses, en Nueva York,
compré un telescopio pequeño pero extraordinario, el Questar, un aparato de sólo
medio metro, pero que nos acerca las estrellas de una forma increíble. Puedo ver
de cerca los cráteres de la luna, los anillos de Saturno y mil cosas más. Pues
bien, el telescopio me proporciona una percepción física del universo tan
angustiosa que mi relación con el universo ya no puede ser la misma que antes.
Con esto no quiero decir que ya no sea posible disfrutar de un día soleado o de
un paseo bajo la luz de la luna. Sólo quiero decir que estas ideas de carácter
científico han iniciado un proceso de transformación que terminará por
cambiarnos a nosotros mismos, que nos llevará a actuar de una determinada manera y no de otra e, incluso, que cambiará nuestra psicología, los mecanismos que regulan nuestra vida. Ya no serán las estructuras económicas y políticas las que cambiarán al hombre, como sostiene el marxismo, sino que el hombre podrá
modificarse a sí mismo y a esas estructuras como resultado de un proceso de
transformación que lo implica en primera persona. Puedo equivocarme,
naturalmente, en un plano general, pero no creo equivocarme en lo que se refiere
a mi experiencia personal. Ahora, por volver a lo que usted llama mi búsqueda, a
mi oficio, a mi terreno personal, está claro que, si esto es verdad, yo debo
mirar el mundo con ojos distintos, tengo que intentar penetrar en él por caminos
desacostumbrados, puesto que todo cambia: cambia la materia narrativa que tengo entre las manos, cambian las historias, los finales de las historias, y yo
quiero anticiparlo, tratar de expresar lo que creo que está ocurriendo.
Realmente, estoy haciendo un gran esfuerzo por buscar determinados núcleos
narrativos que no sean ya los del pasado, aunque no sé si lo conseguiré, porque
siempre hay cosas que escapan a nuestra voluntad y al propio acto creativo.»

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