Más importante que el pensamiento es el terreno donde se esparce y a quienes violenta. Esos que trabajan para lo incierto saben, dentro del sepulcro, que pocos serán afectados, muy pocos…porque así como la gracia está concedida sólo a algunos, el pensamiento toca a muchos menos. Solo al sangrar se comprende algo. Y probar esa sangre como se prueba un sabor diferente es haber penetrado en el corazón de todas esas noches solitarias de trabajo incierto.
Podríamos aventurar que el arte es la fuerza por excelencia…pero habría que preguntarse: ¿De qué se nutre esa fuerza?¿Quién, quiénes le suministran la materia para su ejecución? Respondo: los infractores, los malvados, los oprimidos, los más depravados delincuentes, los crueles, los asesinos…Sin esa legión de instintos oscuros, impenetrables para sí mismos, despreocupados del castigo y de la pena, soportando el sufrimiento…sin ellos qué sería del poeta. Nada tendría para cantar y danzar el arte sin esa terrible fuerza que se…